Recientemente estuve en servicio de los ni?os, donde el orador principal abordado filas de revolver, ni?os enérgicos en camisas multicolores envasados las bancas de la iglesia.
"?Cuántas veces tienes que orar para ser salvos por Jesús?" pregunta la maestra, agarrando el cable del micrófono, preparado para tirar con él en los pasillos.
Manos inmediatamente subieron alrededor de la habitación, y el maestro tiró de la cuerda y se?aló el micrófono a un ni?o en una sudadera azul.
"Después de que cada vez pecamos!" gritó.
"Cada día", dijo a una ni?a.
La inocencia de los ni?os es divertido y generalmente agradable. Pero sentado en una banca de extrema izquierda, me llamó la atención su honestidad y su error.
?Cuantas veces he caído en esa trampa? ?Pensar que tengo que volver a ganar, volver a hacer, o volver a orar para recibir mi salvación de Jesucristo?
Infinidad de veces, he caído por la mentira que aunque he aceptado a Cristo, puedo aún hacer cosas para él y que si acaso, debo orar y recibir a Cristo otra vez.
Por si acaso.
El profesor sacudió la cabeza no, sonriente y todavía esperanzados y tiró de la cuerda a otro pasillo. ?l colocó el micrófono delante de otro joven, que había estado agitando los brazos frenéticamente.
"Una vez!", dijo. "Sólo una vez y nunca tienen que hacerlo de nuevo."
En Romanos 5:8 dice, "pero Dios muestra su amor para con nosotros, en siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros".
No deja el amor de Dios para nosotros aun cuando éramos pecadores. ?l expresó más allá de eso y así que fue obligado por su absoluto amor por nosotros, que él envió a su hijo a tomar nuestro castigo: la muerte.
Entonces en Juan 5:24 dice, "Verdaderamente, verdaderamente, digo a usted, el que oye mi palabra y cree al que Me envió, tiene vida eterna y no entra en juicio, pero ha pasado de muerte a vida".
Eso es todo. Hay la verdad que podría agarrar el ni?o gritando en el micrófono y yo no podía.
Usted cree; tienes la vida eterna. Usted cree; que se pasa de la muerte en vida: real, full vida abundante.
Hay libertad en la verdad. Yo soy un pecador, y en esta vida, nunca dejará de ser un pecador.
Todavía soy un pecador, él todavía me ama. Y como Dios promete en la Biblia, todos los que tiene el hijo pueden estar seguro de que tienen la vida eterna con él.
Sus promesas nunca se tambalee.
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